Para
cuando leas esta líneas, yo ya estaré muerto. Tu presencia
sin magia me asesinó. Mírate al espejo y reconoce tu mano asesina,
tu palabra sin compromiso y tu in-acción. Contaminaste con tus
miedos el aire que compartíamos, y tu mediocridad en la lucha llenó
de piedras el sendero; fuiste ocaso, hastío y atardecer. Mientras ocultas con
cobardía tus sucias garras y te salvas, en este puente abandonado,
mi resignación por fin se encuentra a gusto. Por debajo de mi
cansancio de ti, la corriente irrebatible de este río endiablado, arrastrará hasta el
final, los restos - tibios aún - de este sueño incomprendido que nunca te
interesó.
lunes, 19 de marzo de 2012
domingo, 18 de marzo de 2012
Gutural
Un cuerpo que duerme.. silencio. Un
gramo de vida, o una sutil intención de voluntad adormecida. Y de
repente... el final: un grito apagado, un único y desesperado aullido
gutural que llora la soledad, y el abandono; un instante sólo... y al fin la muerte.
domingo, 4 de marzo de 2012
Te nocturno entre tus ausencias
"Te nocturno entre tus
ausencias... y te encuentro tan presente, como si aún no te hubieras
ido, y la brisa de esta tarde fuera el aire de tu mirada, y tus ojos,
y tus palabras, que dibujan cada estrella, y el contorno de esta
distancia, y tu silencio, cuando te nocturno entre tus ausencias...
una ausencia de tu
cuerpo, y de tu sombra que es tan recuerdo, tan silencio entre mis
sábanas, que me ahoga por las noches, cuando la ausencia se me pega,
como un sueño que me hostiga en la mañana, y durante el día, y
vuelve inútil cada grito, y no hay huida en las noches largas,
cuando intento aferrarme a algo que se desvanece en el silencio, y me
pierdo en lo indecible, mientras te nocturno entre tus ausencias...
y hay ausencias tan
canallas, que trascienden lo que sangran, y sangrar ya es demasiado,
cuando la herida es la de uno mismo, y se coagulan los recuerdos, y
se secan las venas muertas, y cada llanto es una herida abierta, que
se llora hacia adentro, y adentro es tan oscuro, y cada noche es tan
silencio, y te busco entre los sueños, y te nombro entre los
dientes, y te maldigo - no te ofendas – si te nocturno entre tus
ausencias...
y maldigo este nocturno
largo, tan cargado de esta ausencia tuya, y de insomnios tristes, con
ojos que muerden en la noche, tan profunda, tan dormida, sangre
cansada que revienta las heridas, y te sangro entre las sombras
nuevas, en el silencio, y en los rincones, donde aguardan agazapados
los aullidos que te nombran, cuando el sueño nunca llega, y la noche
es tan pesadilla, si te nocturno entre tus ausencias. "
A.G.Leão, "EL Sueño de Lagarde"
A.G.Leão, "EL Sueño de Lagarde"
jueves, 23 de febrero de 2012
Por donde pasa la noche mía...
"Por donde pasa la noche mía... me
encontraste en aquella esquina, y ya no pude soltarme de vos. Fue en la
hora última de aquel crepúsculo / de aquella tarde, y de aquel
verano, que te cruzaste pateando piedras en mi camino, y fue en esa
hora tan tardía del verano, cuando los pasos de los amantes
comienzan a languidecer / y la agonía improbable del
sol retumba irreverente por los rincones de la tarde, y sólo fue
un instante hermoso -ya lo sé- que pareció tan infinito, y las horas ya
estaban muertas, y mis pies eran tan cansados, cuando llegaste vos con
tus ojos tristes, y te plantaste en silencio delante de mío, con tu sonrisa
semejante, y tu mirada tan promesa, ¿y si fue
en una broma empecinada del destino? ¿o en una guasa distraída, que
equivocó su caribe? porque nuestro mar nunca fue muy esmeralda, y
nuestro verano no tiene palmeras, y nuestra arena que aún esconde
huellas, que son las tuyas, y son las mías, y las de esa tarde
nuestra, que se hundió en la orilla / cuando la última luna del
verano se reflejó en tus ojos, y la brisa era tan nostalgia sobre
el mar, y sobre nosotros, y por donde ahora pasa esta larga noche
mía...
y la noche siempre se pasa de
nostalgias, y de brisas de vos, de huellas que sobrevivieron diez veranos, y que se tranformaron en este amor, que nunca supo de
arenas blandas, ni de los presagios de tus caricias, las que llegaron a
enloquecer mi rostro, y a enardecer mi piel prohibida, y en tantas
noches que fueron cielo, bajo tantas lunas que fueron nuestras / y tal
vez fue el conjuro de una estrella infiel, la que confabuló el
secreto, o el misterio último que encondían tus palabras, como una herida
en el destino, o en la nostalgia de esos puertos nuevos, que te
arrancarían de mi lado, y de mis venas, y me condenarían cada
verano a contemplar el mismo mar, sentada al borde de esta orilla en sombras,
por donde pasa la noche mía..
una noche que cada noche fue más noche
mía, y más larga, y más triste, y más lejos de tus caricias, que
tardé tanto en aprender a no esperarte, porque una brisa nunca
olvida, ni la noche larga, ni la estrella pérfida, ni los nombres
que se escriben en las orillas, que son huellas que van más allá
del mar, y te hieren como una noche larga, y no es niguna broma, como el
beso de aquel verano, o ese roce maldito tuyo / que me dejó amarrada a vos, y a esta nostalgia de labios conocidos tuyos, que ahora beben de otro
mar, y duermen bajo otra luna, y me dejan esta noche sin estrellas,
abandonada y fría, a la sombra de tu mirada, por donde pasa la noche mía..."
A.G.Leão, "EL Sueño de Lagarde"
A.G.Leão, "EL Sueño de Lagarde"
viernes, 17 de febrero de 2012
La Nausée
" En ce moment même - c'est affreux - si j'existe,
c'est parce que j'ai horreur d'exister."
J. P. Sartre
"¡Si pudiera dejar de pensar! No quiero
pensar. No tengo que pensar que que no quiero pensar. Porque es un
pensamiento. Yo soy mi pensamiento, por eso no puedo detenerme.
Existo porque pienso... y no puedo dejar de pensar. En este mismo
momento – es atroz – si existo es porque me horroriza existir."
Jean-Paul Sartre, "La Náusea"
jueves, 16 de febrero de 2012
Bajo este cielo desperdiciado
"Y yo no sé aprovechar la ocasión; voy sin rumbo,
vacío y tranquilo, bajo este cielo desperdiciado."
J. P. Sartre , "La náusea"
vacío y tranquilo, bajo este cielo desperdiciado."
J. P. Sartre , "La náusea"
lunes, 13 de febrero de 2012
Y se hundió en tu cielo
"(...) Y la dejé caer, y se hundió en tu
cielo... y cayó, como caen siempre las tristezas, arrastrando todo
en la caída, y abajo ya no quedaba nada, ni la noche de tus pasos
suaves, ni el crepúsculo de tu mirada triste, y después, mientras
lloraba, la tristeza era toda mía, y de mis ojos, que te buscaban
como adictos, como se busca el cielo en la mirada, o se mira el cielo
en la tristeza, y el cielo que eran tus ojos, y tu mirada que era
infinita, y mi tristeza como siempre, se llevó todo en la caída, y cerré los ojos, y
la dejé caer, cuando se hundió en tu cielo...
y tus ojos no caían, y en tu cielo demasiado calma, una calma tan infinita, tan indiferencia que
me daba rabia, porque mi rabia era tan tristeza, que lograste que
perdiera el paso, mis pies entumecidos por el frío, mi dolor enceguecido por las lágrimas, y mi cielo, que no quería ni pensarte,
ni oir tus besos en el viento, y tu mirada y tu presencia, eran sólo
ecos muy lejanos, y con cada noche fue más difícil respirarte, y no
soñarte, porque el aire se fue haciendo más distancia lejos, y la
noche demasiado llanto dentro, y el silencio me estalló en el pecho, y
mi tristeza se dejó caer, y se hundió en tu cielo...
pasaron días, llovieron años, y el
mar se tragó esos ecos, y el cielo se quedó más limpio, y aunque
la noche podía ser larga y mi mirada más infinita, mis pasos
encontraron suelo firme, y volvieron a dejar sus propias huellas
claras, tu mirada se abrazó a la luna y desapareció, mientras tus
ojos daban brillo a las estrellas, y me olvidé por fin de la
distancia, y el nuevo capítulo era un verso raro, pero llevaba al
menos un nombre mío, y mi sonrisa nueva, pero fue una distracción
fugaz, porque la sangre nunca se calla, y los ecos de un amor tan
grande siempre acechan, en cada esquina...
y cuando menos me lo esperaba, tu
presencia desboró el recuerdo, y tu mirada se tornó tan cielo, que
hasta la luna se sintió pequeña, y el olvido adormeció la risa,
cuando la distancia me estalló en las manos, porque creí verte
volver, y me ganó la confusión antigua, y un temblor entre las
piernas, ansiosas / medias dormidas, y caí desbordado en llanto, con
angustia, como se cae siempre en la melancolía, y comencé a
esperarte, sin saber si era cierto que volvías, porque el amor suele
ser presagio, cuando se vuelve ciego, y el eco es tan
susurro, y la distancia es sólo una orilla, y cuando el mar acaricia
el cielo, y un llanto alegre entibia cada mirada ausente, al ver tus
ojos que volvían en silencio, la tristeza insinuó una sombra, pero
no le hicimos caso, y yo volvi a caer, arrastrando todo en la caída,
y ya no tuve fuerzas para combatir, y me dejé arrastrar, y fuiste lo
último que vi, antes de perderme para siempre, cuando me hundí en tu cielo y en tus ojos infinitos."
A.G.Leão, "EL Sueño de Lagarde"
miércoles, 8 de febrero de 2012
Te desvío de mis labios
"Te desvío de mis
labios... y te encuentro en el camino, porque morder tus besos es
llegarte, y que me llegues hasta las entrañas, sin perderme, sin
mirarte, sin embargo yo te miro, y te pierdo, y te desvío, para
saber que llegas antes, y te espero entre los dientes, que ya no
dicen lo que callan, ni muerden lo que sangran, pero sangra todo lo
que tocan, y me tocan hasta adentro, y revientan mis entrañas, y me
sangran por los besos, y me duele hasta los dientes, yo me asusto, no
te digo nada, miro hacia otro lado, y te desvío de mis labios...
Porque duele no besarte,
y me muerde tanta espera, y yo muerdo tanto llanto, y ¡tanto tiempo
te lloré!, y hoy regresar es tu camino, aunque no me creo tanta
suerte, y prefiero tragarme el llanto, y perderme en el desvío, y
dormirme sin soñarte, pero vuelves y lo revuelves todo, y tus
palabras son tan sonrisa, y tus besos tan presagio, que yo caigo de
rodillas, y te sueño sin dormirme, y mi olvido ya te nombra, y mis
besos ya te sueñan, y mi piel se sabe frágil, y quisiera tenerte
acá.
Pero huyo entre las
sombras, y me olvido, tan cobarde, y te desvío de mis labios...
Y aunque te parezca un
poco tonto, y espero que no lo sepas, aún guardo entre las sombras,
el resabio de aquella herida, silenciada, manoseada, tan payaso
triste, y tanta risa solitaria, el pájaro que cayó del nido, y el
olvido se comió al dolor, y el dolor se durmió en la herida, y la
herida despertó en tus besos, y no quiere más silencio, ni más
vacío, ni más pájaros, ni más nido, ni tu ausencia, ni tu herida...porque todos tenemos al menos una, ¿no? Sin heridas no
hubo amor, ni sin locura, y tu locura es mi debilidad. ¡y qué
difícil ser tan frágil! y haber bebido de tus besos, en silencio, y de tus labios, mis fuerzas pierden pasos, y se confunden los caminos,
ni la luna sabe de esto, y yo te espero, y no escucho ya mi herida, y
me planto, y en el medio de la espera, porque te amo, te desvío de
mis labios."
A.G.Leão, "EL Sueño de Lagarde"
A.G.Leão, "EL Sueño de Lagarde"
Me tiemblan tus caricias
"Me tiemblan tus caricias, y el sabor antiguo de tus lágrimas... salado el beso llanto, de la moneda olvidada en aquella fuente, y hay rojos deseos de no llorar-te más, y lágrimas vivas que enternecen la partida, es tuya ausencia la que llora en los rincones, y en las calles olvidadas, y en las tardes con olor a lluvia, y en la espuma del café con leche, y en esa lluvia que son tu ojos tristes, que se llueven de silencios, entonces arraso este vacío, y tiemblo cuando me tiemblan tus caricias...
Y se derrama la mirada, y me embarco en tu silencio, en noches de llantos torrenciales, y nubosidades en aumento, y mi cama está tan triste, y mis sábanas empapadas, porque hay llanto para un río, y no duerme mi cansancio, que está tan cansado de llorarte, y vive ahogado en la distancia, en esta distancia que es un silencio, y tu silencio, ¡que ahora es tan distante! que yo ya nada puedo oirte, y no importa la canción, más solo que aquel día, me caigo encima de la noche, y me sostengo de una lágrima, y te sueño, ¡con tanto miedo! que me tiemblan tus caricias...
Y tiemblan cada noche, cuando caigo encima del silencio, y la noche, y las sombras, y tu ausencia, y tu lluvia se me atraganta, y el silencio es un presagio, y la noche se anuncia larga, y las piernas no me sostienen, ni los dientes, ni los brazos, ni mi llanto... y te invento en los rincones, y te lloro entre mis versos, y se inundan nuestras cartas, y recuerdo aquella tarde, y me tiemblan tus caricias...
porque conozco cada mirada tuya, y cada silencio, cada distancia, y la lluvia me dice que no es casual, ni este verso, ni esta lágrima, ni la noche larga, mientras en tu rostro habita este silencio, pero mira hacia otro lado, y oculta risas, y disimula el llanto, y la distancia es esta cama, y es esta noche, y son tus lágrimas...
y afuera sólo lluvia, y vacío, y no vienes, y recuerdo aquella tarde, cuando al fin te fuiste, y me tiemblan tus caricias."
A.G.Leão, "EL Sueño de Lagarde"
martes, 7 de febrero de 2012
Me levanto de tu asombro
"Me levanto de tu asombro... me descuelgo, y es que me
siento incómodo en tu asombro, y a veces creo que todo nos va bien, porque tu
mirada es demasiado abierta, y no sabe aún hacia donde va, pero es tu
ceguera, que me busca a ciegas, con tropiezos en los pies, y un miedo
dulce que te acordona los zapatos, o son tus pasos, mientras te
veo venir, pero el miedo llega primero, y me levanto de tu asombro...
te veo venir, y mi grito corre detrás de ti, llueven aullidos en tus ganas de seguir, pero es tarde, y todos los
caminos están nublados a estas horas de la noche, cerrados, y la
tormenta en tus ojos se anuncia devastadora, mientras yo te veo venir, y
te tropiezas con el miedo, y la luna se avergüenza de haberte llamado, y la calle se
vuelve ciega, y ya no te veo, y entonces yo, que me siento incómodo, y ya no creo que todo nos vaya bien, te maldigo, y me levanto de tu asombro...
porque esperarte ya no me asombra, ni
tampoco que tú vengas, en definitiva siempre fue la misma espera,
aunque nos cambien las esquinas, y los bancos de las plazas se
vuelvan minutos interminables, ¿cuántas noches caben en un minuto?
si de un momento a otro se que no vendrás, y tu ausencia se repite
en cada esquina, que será siempre la misma esquina, y fue siempre la
misma espera, y tu mirada demasiado abierta, y tu ausencia demasiado
aullido, y la luna, y la noche, y yo, que me canso de esperarte, y ya no habrá más sorpresas, ni más esperas, ni bancos, ni más esquinas, y me siento incómodo, porque nada nos va bien, y te
maldigo, y ya no te llamo, ya no te olvido, me descuelgo, y me levanto de tu asombro."
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