"Por donde pasa la noche mía... me
encontraste en aquella esquina, y ya no pude soltarme de vos. Fue en la
hora última de aquel crepúsculo / de aquella tarde, y de aquel
verano, que te cruzaste pateando piedras en mi camino, y fue en esa
hora tan tardía del verano, cuando los pasos de los amantes
comienzan a languidecer / y la agonía improbable del
sol retumba irreverente por los rincones de la tarde, y sólo fue
un instante hermoso -ya lo sé- que pareció tan infinito, y las horas ya
estaban muertas, y mis pies eran tan cansados, cuando llegaste vos con
tus ojos tristes, y te plantaste en silencio delante de mío, con tu sonrisa
semejante, y tu mirada tan promesa, ¿y si fue
en una broma empecinada del destino? ¿o en una guasa distraída, que
equivocó su caribe? porque nuestro mar nunca fue muy esmeralda, y
nuestro verano no tiene palmeras, y nuestra arena que aún esconde
huellas, que son las tuyas, y son las mías, y las de esa tarde
nuestra, que se hundió en la orilla / cuando la última luna del
verano se reflejó en tus ojos, y la brisa era tan nostalgia sobre
el mar, y sobre nosotros, y por donde ahora pasa esta larga noche
mía...
y la noche siempre se pasa de
nostalgias, y de brisas de vos, de huellas que sobrevivieron diez veranos, y que se tranformaron en este amor, que nunca supo de
arenas blandas, ni de los presagios de tus caricias, las que llegaron a
enloquecer mi rostro, y a enardecer mi piel prohibida, y en tantas
noches que fueron cielo, bajo tantas lunas que fueron nuestras / y tal
vez fue el conjuro de una estrella infiel, la que confabuló el
secreto, o el misterio último que encondían tus palabras, como una herida
en el destino, o en la nostalgia de esos puertos nuevos, que te
arrancarían de mi lado, y de mis venas, y me condenarían cada
verano a contemplar el mismo mar, sentada al borde de esta orilla en sombras,
por donde pasa la noche mía..
una noche que cada noche fue más noche
mía, y más larga, y más triste, y más lejos de tus caricias, que
tardé tanto en aprender a no esperarte, porque una brisa nunca
olvida, ni la noche larga, ni la estrella pérfida, ni los nombres
que se escriben en las orillas, que son huellas que van más allá
del mar, y te hieren como una noche larga, y no es niguna broma, como el
beso de aquel verano, o ese roce maldito tuyo / que me dejó amarrada a vos, y a esta nostalgia de labios conocidos tuyos, que ahora beben de otro
mar, y duermen bajo otra luna, y me dejan esta noche sin estrellas,
abandonada y fría, a la sombra de tu mirada, por donde pasa la noche mía..."
A.G.Leão, "EL Sueño de Lagarde"
A.G.Leão, "EL Sueño de Lagarde"
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