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viernes, 24 de agosto de 2012

Monstruosas mentiras


 “Esta era la vida. Todo lo demás mentira. Monstrousa mentira la civilización, la falsa y sórdida civilización de los mercaderes. Tan burda la mentira que bastaba llenarse un momento los pulmones y el cerebro con la atmósfera de un pedazo de campo, para que apareciera evidente. Mentira los edificios grotescos con el guiño de los sangrientos letreros luminosos. Mentira la superficie pulida de las calles. Mentira los trenes veloces y trepidantes. Mentira las fábricas de chimeneas humeantes, ensuciando día y noche los arrabales. Mentira las máquinas brillantes, mostrando con impudicia sus entrañas de acero. […] Mentira el juego estúpido de los ascensores, rebotando incansables en la planta baja para subir hasta el 9º o 22º y volver a caer … Mentira la lluvia metálica de las máquinas de escribir en las oficinas. Mentira la multitud de las calles, de los campos de deportes, de los hipódromos, de los teatros, de las manifestaciones erizadas de estandartes, de los lentos paseos crepusculares por las calles de moda. Toda una canallesca mentira, una farsa hábilmente dirigida. Pionners, progreso, cultura, directores, honestidad comercial, hombres austeros, mujeres honestas... Río sin maldad ni odio, bajo la transparencia del cielo redondo.

La verdad estaba allí, en la naturaleza […] Limpia la cabeza, alegre el corazón, cosquilleante la audacia en los testículos.”



Juan Carlos Onetti, “Tiempo de abrazar”

lunes, 18 de junio de 2012

"(...) empequeñeciéndose, como cualquier mujer acariciada.

─Es mejor cerrar el balcón.
La vi mirarme otra vez y vacilar, con la copa en el aire; bebió de un trago y puso las manos detrás del cuerpo, buscó cosas para decir y no se le ocurrieron.
─Querido ─repitió antes de moverse; se fue alejando sobre el ruido de la sandalia desprendida, con el cuerpo encogido, sin humillarse, empequeñeciéndose como cualquier mujer acariciada. Oí caer el ruido del balcón y de la celosía. Le miré el vientre y las caderas, el rostro que estuve espiando en una vieja tarde sofocante, el mismo perfil con su corta nariz curvada, la angosta raya de la boca.
─Sí ─dije en vos alta al levantarme.

J.C.Onetti, "La vida breve"

lunes, 30 de abril de 2012

El error está en insistir

"(...) Ésta es una noche de fracasos. El error está en insistir. Nada me asusta más que estas series de pequeños fracasos. Ninguno tan serio como para lastimar, pero mostrando todos que hay una voluntad que los dirige..."

J.C.Onetti, "La vida breve"

lunes, 16 de enero de 2012

Una muerte recién dejada

‎"(...) Pero este júbilo de sus ojos no era el de retorno de un destierro...
Miraban como si acabaran de resucitar y como seguros de que el recuerdo de la muerte recién dejada─ un recuerdo intransferible, indócil a las palabras y al silencio─ era ya para siempre una cualidad de su alma."

J.C. Onetti, "El Astillero"