lunes, 18 de junio de 2012

"(...) empequeñeciéndose, como cualquier mujer acariciada.

─Es mejor cerrar el balcón.
La vi mirarme otra vez y vacilar, con la copa en el aire; bebió de un trago y puso las manos detrás del cuerpo, buscó cosas para decir y no se le ocurrieron.
─Querido ─repitió antes de moverse; se fue alejando sobre el ruido de la sandalia desprendida, con el cuerpo encogido, sin humillarse, empequeñeciéndose como cualquier mujer acariciada. Oí caer el ruido del balcón y de la celosía. Le miré el vientre y las caderas, el rostro que estuve espiando en una vieja tarde sofocante, el mismo perfil con su corta nariz curvada, la angosta raya de la boca.
─Sí ─dije en vos alta al levantarme.

J.C.Onetti, "La vida breve"

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