miércoles, 20 de junio de 2012

Una sombra más sobre el viejo andén


El silencio, tan inmenso como repentino, le pareció bastante sospechoso; como el vacío insondable que ahora acusaba su memoria. Imprevistamente se encontró cómoda y tranquila en su estrenada soledad; y esto sí que era una sensación demasiado nueva para ella, pero a la vez... ¡se parecía tanto a lo que siempre había buscado! Como un anhelo final, o lo parte más lúcida de un sueño surgido de la oquedad de otro sueño, ya viejo y abandonado.
Entonces, sola contra sí misma, se dio cuenta de que su espera sólo era una sombra más sobre el viejo y solitario andén, y comprendió al fin que su tren ya no iba a llegar, que ya no podría contar con sus viejas ganas de partir, y que, en realidad, ella ya se había largado de la estación, mucho (mucho) tiempo atrás...

No hay comentarios: