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sábado, 8 de octubre de 2011

¿Qué es poesía? / poēsis / ποίησις


“(...) para indicar que,
debido a su carácter ridículo,
excesivo o inapropiado resulta fuera de
lo que se considera común.”

Poema”, acepción, según la RAE


Y ¿qué es la poesía, sino una manera “no común” de ver, sentir, oler o escuchar lo que nos rodea? Una forma de rebeldía contra las normas establecidas, contra lo “que debe ser”, y a favor de lo “que realmente es”, un medio de elevarse sobre lo común, y de ascender,  en persecución del huidizo Eros.
Dejando de lado convenciones y prejuicios, se desnuda el alma, brincando en libertad absoluta, intentando el vuelo inaugural, sintiéndose parte integral - e íntegra - del Universo. Sólo de esta manera se puede lograr aniquilar el cristal que nos mantiene aislados de los demás, y que convierte nuestra realidad en un océano de aguas inhóspitas, y nuestro “pequeño ser” en un sentenciado náufrago yendo a la deriva, sin posibilidades de sobrevivir, y justamente por eso, más vivo que nunca.
Pero detengamos un instante (prometo que vale la pena) en la palabra “poema”, que deriva del griego “poiesis”, y que acarrea en su significado la idea, sobretodo, de “creación”.
Platón nos hace llegar, a través de sus textos, sobretodo del Fedón y de La República, la culminación de su propia dialéctica, que no es otra que la conjunción de tres ideas:
belleza / justicia / bien; para que algo sea bello, debe ser justo, y si es justo, entonces es bueno.
Culminación que sólo podría darse gracias a un sutil equilibrio entre un Eros contemplativo (el “amor platónico”, el “teorizar sobre lo bello”) con un Eros dinámico (la “creación” o la “producción” de lo bello).

Existe una producción del alma fuera de sí misma. El sujeto que persigue a Eros se trasciende a sí mismo, engendrando y pariendo hijos del espíritu. Se trasciende en una póiesis (producción, poesía). El objeto de Eros no es, por tanto, la posesión de la belleza a través de la contemplación sino de la generación y el nacimiento de la belleza. (Esther Diaz, “LA POSMODERNIDAD Y EL DESARRAIGO DE EROS”, fragmento).

Sintetizando; sólo en la contemplación atenta de la realidad podemos distinguir la verdadera belleza que se oculta detrás de tantas convenciones y de tantos prejuicios. Pero esto no alcanza para culminar la búsqueda y arribar finalmente a los brazos de Eros. Para que lleguemos a sentir el amor en toda su plenitud, amor por los demás, por la naturaleza, por el cosmos y por el tiempo como entidad viva y cambiante, hace falta un compromiso con la creación, una trascendencia que sólo se da por medio de la “póiesis”, de la producción, de la poesía.
Mientras no desarrollemos la capacidad para aprehender la belleza que nos rodea, y no interpretemos la “vida” latente en cada ser, en cada cosa, y en cada reacción del universo, no seremos capaces de hacernos con la materia necesaria para producir por nosotros mismo “belleza”, segunda condición necesaria para arribar al Edén, que es aquí y ahora, lejos y salvados del fango y de las sombras donde viven perdidos aquellos condenados a girar sin pausa, muertos de desilusión, crucificados en la rueda eterna de una búsqueda sin sentido.