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jueves, 10 de enero de 2013

El silencio de los cuerpos agotados.


"(...) Escucho el silencio, busco en las sombras y abro la noche... llega la escritura animal, la escritura mecánica, la orgía intempestiva de palabras sin sentido y sin ritmo, palabras saliendo de esta boca ansiosa y reseca, una boca huérfana de silencios mal heridos, y de aullidos encerrados en el claustro de una mirada demasiado beso, o de una noche demasiado fuego, el fuego de un ardor que arde bien adentro, profundo y llanto, y que arrastra el pulso constante de lo encerrado, de lo inútilmente reprimido, porque en esta vida, y en esta herida, no hay volcán que se calle para siempre, ni caricias que no muerdan lo que rozan, ni cuerpos que contengan el deseo, cuando surge la piel que derriba los silencios, y los labios - los tuyos - susurran lo indecible, y lo indecible es penetrar en tu silencio, y en tu cuerpo, hasta sentir que tiemblas de deseo, y te quiebras, y sabes que ya es muy tarde, y es inútil todo intento de escapar, porque es un instinto del que siempre fuimos presa, y es una marca, como esa herida, que es un anhelo tan fugaz y tan ardiente, una explosión que revienta nuestros cuerpos, y ese ardor que ahora es tan dulce, que ya nada lo contiene, y estalla entonces en mil caricias, y son manos, y son labios, los que se meten bien adentro, donde lo húmedo es el único alimento, y la mordida, y el temblor que sacude nuestros cuerpos, cuerpos que miran hacia otro lado, y se desentienden tibiamente de la jugada, y nos dejan luego así, esclavos de los espasmos, y de las risas, y de los silencios que en silencio sólo observan, el silencio de los cuerpos agotados. "

A.G.Leão, "EL Sueño de Lagarde"

miércoles, 8 de febrero de 2012

Me tiemblan tus caricias


"Me tiemblan tus caricias, y el sabor antiguo de tus lágrimas... salado el beso llanto, de la moneda olvidada en aquella fuente, y hay rojos deseos de no llorar-te más, y lágrimas vivas que enternecen la partida, es tuya ausencia la que llora en los rincones, y en las calles olvidadas, y en las tardes con olor a lluvia, y en la espuma del café con leche, y en esa lluvia que son tu ojos tristes, que se llueven de silencios, entonces arraso este vacío, y tiemblo  cuando me tiemblan tus caricias...
Y se derrama la mirada, y me embarco en tu silencio, en noches de llantos torrenciales, y nubosidades en aumento, y mi cama está tan triste, y mis sábanas empapadas, porque hay llanto para un río, y no duerme mi cansancio, que está tan cansado de llorarte, y vive ahogado en la distancia, en esta distancia que es un silencio, y tu silencio, ¡que ahora es tan distante! que yo ya nada puedo oirte, y no importa la canción, más solo que aquel día, me caigo encima de la noche, y me sostengo de una lágrima, y te sueño, ¡con tanto miedo! que me tiemblan tus caricias...
Y tiemblan cada noche, cuando caigo encima del silencio, y la noche, y las sombras, y tu ausencia, y tu lluvia se me atraganta, y el silencio es un presagio, y la noche se anuncia larga, y las piernas no me sostienen, ni los dientes, ni los brazos, ni mi llanto... y te invento en los rincones, y te lloro entre mis versos, y se inundan nuestras cartas, y recuerdo aquella tarde, y me tiemblan tus caricias...
porque conozco cada mirada tuya, y cada silencio, cada distancia, y la lluvia me dice que no es casual, ni este verso, ni esta lágrima, ni la noche larga, mientras en tu rostro habita este silencio, pero mira hacia otro lado, y oculta risas, y disimula el llanto, y la distancia es esta cama, y es esta noche, y son tus lágrimas... 
y afuera sólo lluvia, y vacío, y no vienes, y recuerdo aquella tarde, cuando al fin te fuiste, y me tiemblan tus caricias."

A.G.Leão, "EL Sueño de Lagarde"

lunes, 9 de enero de 2012

Lo Atrapado en el Silencio


El capricho esconde un destello sutil....

una selección mecánica de palabras,
  un entramado, una sospecha,
    uno y un misterio...
      un regalo simple donde se disuelve sin clemencia
        un envoltorio penoso y vulgar.

    un sendero que se vuelve luz
  para los ojos del más ciego y
una melodía celestial
que penetra en los oídos agarrotados,
tiemblan los miembros entumecidos,
se alzan del cadáver las cenizas,

un renacimiento y
  una sustancia...

las palabras...
nada nombran ya,
          juegan,
        estallan y
      seducen,
y se ofrece entre lineas
el misterio mismo
que ellas alumbran...

lo atrapado en el silencio 
la caricia que estremece 

una ofrenda y
  una senda y
    un temblor
que se queda para siempre.