La madre entra apurada al bar, seguida de uno de sus hijos, de 9 añitos, tierno, y terrible a la vez.
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Aquí! En esta mesa junto a la ventana. Necesito luz. - sentencia el niño reprobando de antemano cualquier otra elección de la madre.
El niño marca el camino. Detrás de él rueda una mochila cargada, y un poco mas atrás, corre la madre, resignada.
Ya en la mesa, el niño elige sitio primero, y despliega, como un estudiante universitario, un par de libros, dos cuadernos, y algunos instrumentos escolares.
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Que quieres para comer? - pregunta la madre.
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Lo que salga mas rápido!! - contesta sin vacilar el niño, que debería estar, pensamos a esta altura, correteando en una plaza.
Cinco minutos mas tarde...
La camarera se acerca a la mesa con el pedido.
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Aquí están los sandwichitos, tostados, para el niño – dice en tono de cantata allegre...
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No eran tostados – responde el niño, sin levantar la vista de sus deberes, y agrega:
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Eran SIN tostar.
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Bueno, no te gustan sin tostar? - interviene la madre.
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NO – secamente.
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Bueno, me los como yo – resuelve la madre, resignada una vez mas.
La camarera se retira hacia la cocina por el “nuevo” pedido.
Atrás, en una mesa junto a la ventana, un niño se adelanta a su tiempo, demostrando haber resuelto eficientemente sus deberes de hoy; copiar y perpetuar las formas de la generación de ayer. Asegurando, de esta manera, la continuidad de las miserias humanas."
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