Actuar...
sin esa búsqueda frenética
de un resultado determinado.
Avanzar
entre la decisión y la intuición...
Dejarse llevar por
ese impulso primitivo de la naturaleza
que sopla incontestable en todas las direcciones.
Deambular los caminos con pasos errantes,
la marcha lenta y los gestos amables,
expectante, pero sin prisa,
de lo que pueda suceder a nuestro alrededor.
Contemplar sin ningún tipo de prejuicios
el espectáculo simple que se nos ofrece.
Gozar de la plenitud del alma
al conectar con la tierra que pisamos.
Comprender y aceptar... pertenecer.
Arrojarnos impávidos en sus brazos...
y continuar.
"Es un mundo vasto
y sobrecogedor"...
El que es,
el que fue y
el que será.
"Relájate, hombre",
dice el sabio,
"no hay nada nuevo bajo el Sol".
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