miércoles, 8 de junio de 2011

Una Cama Vacía

Esa noche tardó horas en quedarse dormido. En la otra cama, a su derecha, su compañero de habitación no cesaba de gemir. Lo había escuchado así durante todo el día. Por momentos hasta había sentido lástima del pobre viejito, algo de compasión, y hasta tres veces había llamado él mismo a las enfermeras para avisarles de sus quejidos, temiendo a veces, lo peor.
Pero por momentos llegó, sin embargo, a avergonzarse de sus míseros pensamientos, ante una enfermedad terminal como la del viejo. Y, aunque le incomodaban esas manifestaciones de dolor del enfermo, creía que no eran sinceras y, que en el fondo, el viejo solo intentaba llamar la atención.
En otros momentos, llegó hasta alegrarse de que, aunque enfermo e internado también, él estaba en mejores condiciones de salud que su compañero de habitación; y esto era evidente. Pero también se avergonzaba ahora de haber pensado así.
Lo dicho, esa noche, mareado de tantas deliberaciones internas, tardó mucho tiempo en quedarse dormido. Cuando se despertó, en la mañana, la otra cama, frente a él, estaba ya vacía.

3 comentarios:

Matias dijo...

Muy Bueno! lindas expresiones..
Espero que pronto sean 2 camas vacias!!

leonhard dijo...

Espero que suceda, pero por muy diferentes motivos...

Matias dijo...

Que bruto ! eso me pasa por leer ebrio !!
literatura señores!!
de todas maneras creo que la idea se entendio...